lunes, 2 de noviembre de 2009

Las elecciones de 2009 (II): New Jersey

Siguiendo con nuestro análisis de las elecciones de 2009, pasamos a examinar la otra gran batalla del martes, la pelea por el cargo de gobernador del Estado de New Jersey:


New Jersey es un Estado bastante escorado hacia los demócratas a nivel federal (el último candidato presidencial republicano que ganó el Estado fue George Bush padre en 1988), pero a nivel estatal es algo más competitivo (los republicanos ganaron las elecciones a gobernador en 1981, 1985, 1993 y 1997, con dos candidatos moderados: Thomas Kean y Christine Todd Whitman).

En principio, las perspectivas republicanas para 2009 eran muy buenas: los últimos ocho años de gobierno demócrata han sido tremendamente convulsos: el gobernador elegido en 2001, Jim McGreevey, tuvo que dimitir por un escandalazo: tuvo una aventura homosexual (McGreevey estaba casado con una mujer y tenía una hija) con un israelí al que nombró asesor de seguridad del Estado. Como se pueden imaginar los lectores, la que se armó en New Jersey fue algo para recordar (la combinación aventura homosexual + tráfico de influencias fue pasto de la prensa del Estado durante meses).

Para salvar la mansión del gobernador de los republicanos, el entonces Senador demócrata (en el Senado federal), Jon Corzine, un banquero multimillonario, se presentó a las elecciones de 2005, en las que triunfó, aunque gastando una cantidad desorbitada de dinero.

Sin embargo, los cuatro años de Corzine no han sido mejores: el Estado de New Jersey ha sufrido como el que más la crisis económica, la corrupción endémica del Estado (no olvidemos que Los Soprano son de allí) ha llevado a redadas cómicas (como el arresto de un grupo de rabinos involucrados en tráfico ilegal de órganos). Corzine mismo ha sido un gobernador mediocre y con un estilo más bien despótico (tuvo un accidente de tráfico tremendo que casi lo mata por no llevar cinturón de seguridad, que nadie se atrevió a sugerirle que se pusiera). Sus antecedentes como banquero de Wall Street no le hacen exactamente el candidato más adorable en una economía tan mala como la actual.

Y sin embargo..., sin embargo Corzine está teniendo mucha suerte en esta campaña. Los republicanos nominaron a un fiscal del Departamento de Justicia, Chris Christie, que en principio tenía un currículum excelente para hacerle competitivo en esta campaña. Pero Christie ha resultado ser un mal candidato: ha tenido diversos pequeños escándalos sobre mal uso de fondos de campaña, y se ha dejado enredar por la campaña de Corzine sobre una cuestión tan trivial como el hecho de que es gordo (y ya sabemos, como hemos dicho muchas veces en este blog, que los gordos no suelen ser elegidos a nada).

Pero aún con todo, Christie hubiera sido el claro favorito para la victoria de no haber sido por la presencia de una rareza: un candidato independiente relevante: Chris Daggett, un consultor en materia medioambiental que ha conseguido colarse en la campaña y llegar a la recta final con posibilidades de obtener un resultado que le hará decisivo. Daggett, un republicano más bien liberal, se dio cuenta de que con un gobernador demócrata impopular, y un candidato republicano algo más conservador de lo habitual para poder ganar en New Jersey, un centrista podía tener una oportunidad de ganar. Eso no se ha revelado cierto (básicamente porque a Daggett le ha faltado dinero para poder hacer que su nombre fuera conocido en el Estado), pero sí se puede ver cómo Daggett ha tenido un claro impacto en las encuestas:



Daggett (que recibió el apoyo del principal periódico de New Jersey, el Star-Ledger) ha subido durante las últimas semanas a costa principalmente de Christie. En la recta final parece haberse desinflado un poco, y habrá que ver si sus seguidores llegan a votarle en las urnas o si finalmente le abandonan en favor de uno de los dos candidatos con posibilidades de ganar.

Por otra parte, las encuestas reflejan que Corzine no tiene mucho margen de subida: incluso si los indecisos se decantan por él, es difícil que sobrepase el 45% de los votos. Su única esperanza es que Daggett aguante y le quite votos republicanos de centro a Christie (necesita como mínimo que Daggett se mantenga en el 10%, si no más), y que la tendencia general demócrata del Estado le empuje a una victoria por la mínima.

Obama, que sabe que Virginia está perdida para los demócratas, está dando el do de pecho en New Jersey, a donde ha acudido ya a apoyar a Corzine, lo que hará al menos una vez más antes del martes. Obama necesita una vez más estimular al mayor número posible de votantes (el año pasado 3.877.000 personas votaron en las presidenciales, mientras que en 2005 sólo 2.173.000 personas votaron en las elecciones a gobernador) a fin de conseguir que la mayoría demócrata del Estado salve los muebles reeligiendo a un gobernador impopular, de manera tal que la prensa se trague que los resultados del martes son un empate (lo que no es cierto: los demócratas ostentan el cargo de gobernador tanto en Virginia como en New Jersey, así que "ganar", técnicamente, sólo puede ser mantener ambas mansiones. Perder una es ya una derrota).

Otra cosa interesante es el hecho de que haya una escisión cada vez más profunda entre la rama conservadora y la rama moderada del Partido Republicano. Pero un comentario extenso sobre esta cuestión lo reservamos para el próximo post, donde hablaremos del extraño caso de las elecciones al 23º Distrito de Nueva York en la Cámara de Representantes, donde hay una auténtica guerra civil republicana.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A juzgar por los resultados parece que se desinfla el eefcto obama, amigo mío, Pedro, el incombustible obamizado... (hechizado por Obama).
Un abrazo,
Muy interesante la lectura, gracias.