sábado, 22 de septiembre de 2012

El campo de batalla (I)

Las elecciones presidenciales norteamericanas no las gana el candidato que obtiene más votos (¡ni que estuviéramos hablando de las presidenciales francesas!). Las gana el candidato que obtiene 270 de los 538 votos del Colegio Electoral.

El Colegio Electoral se compone de 538 compromisarios, repartidos entre los 50 Estados y el Distrito de Columbia. El numero se obtiene de sumar los 435 miembros de la Cámara de Representantes (que están repartidos de manera más o menos proporcional entre los distintos Estados: Alaska o Wyoming tienen 1 congresista cada uno, y California 52), los 100 Senadores (dos por Estado, sin consideración alguna a las -enormes- diferencias de población) y 3 compromisarios que se asignan al Distrito de Columbia, donde está la capital de la nación.

La distribución del Colegio Electoral es la siguiente:

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El candidato que gana un Estado se lleva todos los compromisarios del mismo, excepto en Maine y Nebraska donde el candidato que gana el Estado se lleva dos compromisarios y un compromisario por cada distrito al Congreso que gane dentro del Estado.

El hecho de que el mecanismo de elección presidencial sea indirecto ha provocado en cuatro ocasiones que el candidato con menos votos gane el Colegio Electoral (1824, 1876, 1888 y, en el caso que todos los que tenemos más de 25 años recordamos, 2000, cuando Bush perdió frente a Gore en número de votos pero ganó en el Colegio Electoral, con el apoyo del Tribunal Supremo), lo que tenía poca justificación en el Siglo XIX, pero es verdaderamente anacrónico en el Siglo XXI.

El Colegio Electoral provoca asimismo que las elecciones presidenciales no se libren a nivel nacional, sino concentradas en unos pocos Estados que, por circunstancias totalmente aleatorias, tienen un número más o menos equilibrado de republicanos y demócratas. Los Estados fiablemente republicanos o demócratas son sistemáticamente ignorados (excepto de cara a obtener financiación por parte de los candidatos).

Entre los Estados fiablemente demócratas hallamos el Distrito de Columbia y Minnesota, que llevan votando demócrata en las presidenciales desde 1964 y 1976 sin interrupción, respectivamente (13 votos electorales).

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No menos de fiar son Massachusetts, Rhode Island, Nueva York, Hawaii, Washington, Oregon y Wisconsin, que llevan votando demócrata en las presidenciales desde 1988 (Wisconsin podría ser una excepción, pero hablaremos de ello en el próximo post, aunque ya anticipo que la respuesta es "No"). Estos Estados suman 90 votos electorales:

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Bill Clinton consiguió mover a la columna demócrata varios premios gordos y algunos pequeños que se han mantenido allí desde entonces: Maine, Vermont, Connecticut, New Jersey, Pennsylvania, Maryland, Delaware, Michigan, Illinois, y sobre todo, California. Estos Estados suman 242 votos electorales y constituyen, por así decirlo, el suelo de Obama, aquellos Estados que, salvo hecatombe, votarán por el Presidente en Noviembre:

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Por último, hallamos lo que se denominan "swing states", que son aquellos que votaron por los demócratas en 2008 (en algún caso en 2004) y que en muchos casos están en disputa en estas elecciones: New Hampshire, Ohio, Indiana, Virginia, Carolina del Norte, Florida, Iowa, Colorado, Nuevo México, Nevada y un voto electoral en Nebraska:

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Entre los Estados fiablemente republicanos, a la inversa, hallamos aquellos que llevan votando republicano desde la primera elección de Nixon en 1968: Alaska, Idaho, Utah, Wyoming, las dos Dakotas, Nebraska (con la excepción del segundo distrito al Congreso, que votó por Obama en 2008), Kansas y Oklahoma. Estos primeros Estados suman 39 votos electorales.

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No menos de fiar son los Estados del Sur profundo que llevan votando republicano desde el final de la etapa Carter: Texas, Mississipi, Alabama y Carolina del Sur. Todos estos estados suman ya 101 votos electorales:

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Y el resto de estados republicanos de fiar son aquellos que se pasaron al GOP ("Grand Old Party") desde el final de la era Clinton: esencialmente, los demás Estados sureños internos, y alguno del Oeste: Montana, Arizona, Missouri, Kentucky, Virginia Occidental, Tennessee, Arkansas, Louisiana y Georgia. Todos ellos suman un total de 179 votos electorales, lo que, con algún matiz que veremos, constituye el suelo republicano (esto obviamente evidencia un problema para los conservadores, puesto que Obama, como hemos visto, tiene un suelo de 242 votos electorales). 

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Cómo esto ya son muchos mapas, dejaremos la segunda parte del análisis para dentro de unos días.

Todos los mapas proceden de la entretenídisima "Electoral College Calculator" del gran Dave Leip.

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