sábado, 10 de noviembre de 2012

Obama II: anatomía de una victoria trabajada

Quedan unos 6-7 millones de votos por contar (es sorprendente lo que tarda Estados Unidos en computar sus resultados electorales, especialmente en la Costa Oeste), pero los contornos generales de las elecciones presidenciales de este año están bastante claros.

Lo primero, los resultados escuetos (ya digo, provisionales), advirtiendo de que, como cada cuatro años, todo lo que viene a continuación, salvo el análisis, está extraído de la magnífica página web de Dave Leip http://uselectionatlas.org/

Presidential
Candidate
Political
Party
Popular Vote
Electoral Vote
Barack H. Obama
Democratic
61,719,109
50.51%
332
61.7%
Willard Mitt Romney
Republican
58,498,425
47.87%
206
38.3%
Gary Johnson
Libertarian
1,190,219
0.97%
0
0.0%
Jill Stein
Green
422,307
0.35%
0
0.0%
Other (+)
-
366,812
0.30%
0
0.0%

Los que saben de estas cosas vienen escribiendo que el margen de Obama se irá incrementando ligeramente en los próximos días, pero en apenas dos o tres décimas más, mientras que el margen de Romney se irá reduciendo igualmente, por lo que finalmente Obama derrotará al candidato republicano por un margen en el voto popular de unos tres puntos. 

Eso nos conduce a dos conclusiones importantes:

a) Obama es al mismo tiempo el primer presidente en casi 70 años que es reelegido con menos margen en el voto popular (el último fue Roosevelt, en su tercera reelección en 1944), pero también es uno de los pocos presidentes que ha obtenido más del 50% de los votos en las dos ocasiones en que se ha presentado a la reelección. En cualquier caso, es evidente que Obama ha perdido unos tres o cuatro millones de votos  (en torno al 2% en porcentaje) respecto de los 69,5 millones que obtuvo hace cuatro años.

b) A la inversa, voces conservadoras llevan ya tres días clamando que Romney ha obtenido menos votos  que McCain hace cuatro años. Eso, como se verá cuando se certifiquen los resultados finales, es absolutamente falso. Cuando acabe el recuento, Romney habrá obtenido 1-2 millones más de votos que McCain (y un correlativo 2% más que éste). No los suficientes para ganar, pero habrá mejorado algo las posiciones republicanas de hace cuatro años.

Éste es el mapa electoral de 2012:



Mientras que éste fue el mapa electoral hace cuatro años:

Generated Map
Podemos observar en el siguiente mapa cuáles son los Estados que han pasado del Partido Demócrata al Republicano entre 2008 y 2012:

Generated Map

El cuadradito verde en el centro del mapa es uno de los votos electorales de Nebraska. Este Estado (al igual que Maine) no otorga sus 5 votos al ganador, como los demás, sino del siguiente modo:

- 2 votos para el ganador del Estado.
- 1 votos para el ganador de las presidenciales en el territorio de los Distritos del Congreso 1º, 2º, y 3º (Nebraska tiene tres congresistas).

Romney ha conseguido recuperar para los republicanos el voto electoral del 2º distrito de Nebraska (en torno a Omaha, la ciudad más grande del Estado), un Estado globalmente muy conservador, los votos electorales de Indiana (un Estado tradicionalmente republicano, que había votado por el GOP sin interrupción en las presidenciales entre 1968 y 2004 hasta la sorprendente victoria de Obama en 2008) y Carolina del Norte (en el que el voto negro no ha sido suficiente esta vez para contrarrestar las fuertes tendencias republicanas de un Estado que había votado por el GOP entre 1980 y 2004).

Pero es cierto que Romney ha fracasado en la gran mayoría de los denominados "swing states" (Estados en disputa):

Generated Map

Aunque el concepto "fracaso" es más o menos justo dependiendo de cómo lo enfoquemos: visto en retrospectiva, Wisconsin, pese a tener a Paul Ryan en el ticket electoral, era una apuesta muy complicada para el equipo Romney (Wisconsin no vota republicano en las presidenciales desde 1984) y probablemente hubiera sido más inteligente apostar por Pennsylvania (que ha votado casi un punto menos que Wisconsin a favor de Obama). New Hampshire, lenta pero inexorablemente, se está escorando hacia los demócratas (ya fue el único Estado que se pasó de Bush a Kerry en 2004). Nevada, con su inmenso voto hispano, ha girado todavía más bruscamente hacia los demócratas, y es posible que en cuatro años ni siquiera sea ya un "swing state". Tres cuartas partes de lo mismo se puede decir de Colorado, aunque el porcentaje de hispanos allí sea algo inferior.

En Virginia el fenómeno de "democratización" del Estado (en el sentido de que cada vez votan más por los demócratas) se debe a la combinación del fuerte incremento del voto negro y el hecho de que cada vez más personas que trabajan en la capital del país viven al otro lado del Potomac, en Virginia. Lo primero es un fenómeno que no sabemos si perdurará una vez Obama no sea candidato presidencial, pero lo segundo es un fenómeno que no tiene visos de moderarse.

Pero lo más sorprendente es lo que ha ocurrido, por orden, en Iowa, Ohio y Florida: en Iowa, Obama contaba con un cierto colchón (al fin y al cabo, batió a McCain hace cuatro años con casi el 54% de los votos). Pero en un Estado en el que más del 91% de los votantes son blancos, resulta fascinante como el Presidente ha conseguido perder apenas los dos puntos que de media ha perdido en todo el país, aunque es cierto que entre Obama y los demócratas del Estado existen una conexión sentimental muy fuerte (fue su victoria en el caucus de 2008 lo que marcó el lanzamiento al estrellato de Obama).

Todavía más espectacular es lo acaecido en Ohio y Florida. En ambos Estados Obama ha perdido un solo punto respecto de su resultado de 2008 (resultado que, además, estaba bastante por debajo de su media nacional de voto). Ni Ohio, con su mayoría abrumadora de trabajadores blancos de clase media-baja, ni Florida, con sus sureños racistas en el norte del Estado y su comunidad cubano-americana anticastrista y prorepublicana en el sur del Estado, parecían el terreno más fructífero posible. Pero la campaña de Obama ha ejecutado su estrategia con suma brillantez: al pintar a Romney desde la primavera como un plutócrata desalmado (y para ser justos con el Presidente, al salvar a la industrial del automóvil en 2009), Obama ha encontrado a unos votantes blancos en Ohio mucho más receptivos que en otros Estados similares donde su retroceso ha sido superior (Pennsylvania, por ejemplo). Muchos votantes tradicionales demócratas blancos han votado por el Presidente que consideran que ha salvado su puesto de trabajo que por el capitalista rapaz que destruía empresas y enviaba los puestos de trabajo a China (exagero, pero la batalla se ha librado en esos términos).

En Florida, en cambio, el fenómeno ha sido distinto: el Estado ha votado ligeramente más a Romney de lo que lo hizo a McCain, pero con una excepción destacadísima: Miami y su área metropolitana, en la que  han ocurrido dos cosas distintas, a cual más ominosa para los republicanos: en primer lugar, un incremento en la porción puertoriqueña del voto hispano (más demócrata que el voto cubanoamericano) y en segundo lugar, algo espeluznante: por primera vez en décadas más cubanoamericanos de Florida han votado por el candidato demócrata que por el republicano (48 a 47). Esto es reflejo, por una parte, del hecho de que los votantes más jóvenes no tienen ya únicamente a Fidel Castro en la cabeza, al contrario que sus mayores, y también refleja, para qué negarlo, la espectacular inadecuación del candidato republicano, que abogó durante los debates de las primarias republicanas por la "autodeportación" de los inmigrantes ilegales hispanos (incluidos los menores) una posición que le sirvió para derrotar al gobernador republicano de Texas, Rick Perry, pero que le ha costado aproximadamente dos de los tres puntos con los que Obama le ha derrotado ahora a nivel nacional.

Los mejores Estados de Obama han sido, al igual que en 2008, el Distrito de Columbia (91,12%, con una población negra del 60% y una población blanca liberal y partidaria del Gobierno- básicamente, porque todos son funcionarios en Washington), Hawaii (70,54%, el Estado natal de Obama, que nació en Honolulu) y Vermont (66,75%, el único Estado que ha enviado al Senado a un socialista -Bernie Sanders-). Los peores, de manera nada sorprendente, han sido exactamente los tres Estado del denominado "triángulo mormón": Idaho (32,64%), Wyoming (27,80%, Obama ha perdido casi cinco puntos en lugar de los dos que ha perdido a nivel nacional) y por supuesto, Utah (24,85%, el Estado fundacional de los mormones, que lógicamente ha virado de manera contundente hacia el primer candidato mormón de la historia, y donde Obama ha perdido unos 7,5 puntos respecto al 2008).

Las áreas de debilidad de los demócratas continúan siendo los estados del Sur (especialmente los interiores) y las grandes planicies al oeste del Mississippi, como se puede ver en este mapa:

Pary Map

Obama ha mantenido unos excelentes resultados en los bastiones demócratas tradicionales: Nueva Inglaterra (simplemente buenos en New Hampshire), el eje Nueva York- Philadelphia -Washington (aunque los resultados de Pennsylvania a medio plazo podrían resultar preocupantes), buenos en todos los Estados del Medio Oeste (salvo Missouri e Indiana, en los que ha bajado casi 5 y 6 puntos, respectivamente, mucho más que la media nacional), excelentes en la Costa Oeste e irregulares en el Suroeste, donde aunque ha mantenido Colorado y Nuevo Mexico, ha bajado cuatro puntos en esta última y ha retrocedido en Arizona y Texas pese a la influencia del voto hispano en ambas).

En los territorios republicanos tradicionales, Obama ha bajado, pero de manera muy dispar: muy acusada en el Oeste, especialmente en Montana y Dakota del Norte, y mucho menos en el Sur (quizá porque el voto negro se ha incrementado todavía más de lo que lo hizo en 2008, frenando allí el descenso), con una excepción: las comarcas mineras de Virginia Occidental y Kentucky, en las que Obama se ha hundido (Romney ha hablado mucho durante la campaña de la "guerra" de la Administración contra el carbón).

Y pese a que globalmente Obama ha retrocedido dos puntos en el voto popular, ninguna elección norteamericana sería tal sin que hubiera Estados que llevaran la contraria a los demás y votarán por Obama (en este caso)  más de lo que lo hicieron cuatro años atrás. Pues bien: hay cuatro: Alaska (ese tiene fácil explicación: hace cuatro años había una candidata republicana a la vicepresidencia de ese Estado), Mississipi, Louisiana y Nueva Jersey (¿qué tienen estos tres escaños en común? La respuesta hasta hace una semana era nada. Hoy es mucho más clara: los huracanes que impactan en sus costas. Éste y no otro ha sido el efecto Sandy: un recordatorio a los habitantes de estos tres Estados de la utilidad del Gobierno para afrontar las catástrofes naturales -y la inutilidad del sector privado en estas circunstancias- Por supuesto, Luisiana y Mississipi son estados tan republicanos que han seguido votando a Romney de manera abrumadora, pero resulta llamativo que en un contexto general de retroceso de dos puntos en contra de Obama, hayan votado un punto más por él de lo que lo hicieron hace cuatro años. Esta tesis se ve reafirmada de manera especialmente acusada cuando comprobamos no solo que en Luisiana la mejora de Obama se concentra en Nueva Orleans y su área metropolitana, sino que en la ciudad de Nueva York también se ha incrementado el voto para Obama respecto a hace cuatro años en las áreas más afectadas por el huracán, hasta el punto de que Staten Island, que hace cuatro años votó por McCain, ahora lo ha hecho por Obama.

En los próximos días analizaremos con más detalle los restantes resultados en el Senado y en el Congreso, y también las campañas de los dos candidatos.

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