martes, 1 de noviembre de 2016

Las otras elecciones: la batalla por el Senado

El Presidente de Estados Unidos no es un monarca absoluto. Sus poderes, particularmente en materias de política interior, están limitados, al igual que en todas las democracias, por el Legislativo, que concretamente en Estados Unidos se compone en primer lugar por lo que ellos llaman la "House of Representatives" (técnicamente, la "Cámara de Representantes", aunque nosotros solemos traducirlo como "Congreso") y luego el Senado. Cada Estado federal, por su parte, tiene también su Congreso y su Senado (excepto Nebraska, que es unicameral).

El Senado de Estados Unidos se compone de 100 miembros (dos por cada Estado, independientemente de la población de los mismos, lo que hace que California, con sus más de 39 millones de habitantes, y Wyoming, con poco más de 575.000, tengan el mismo peso en el Senado).

En estos momentos la composición del Senado es la siguiente:

- 54 republicanos.
- 44 demócratas.
- 2 independientes (Bernie Sanders, senador socialista de Vermont) que forma parte del caucus (grupo parlamentario) demócrata (hasta el punto de que pudo disputarle la candidatura demócrata a Hillary Clinton en las primarias del Partido) y Angus King, senador de Maine, que ya fue gobernador independiente del Estado entre 1995 y 2003 y como Senador elegido en 2012 ha formado parte del caucus demócrata, votando en torno al 90% con los demócratas.

Cada Senador ejerce su mandato durante seis años, y puede ser reelegido cuantas veces quiera. Ahora bien, no todos los Senadores son reelegidos en una misma elección. El Senado se renueva por tercios cada dos años, y en esta ocasión se renuevan 34 escaños.

Os adjunto un mapa que muestra qué escaños y en qué Estados se renuevan este año:

2016 Senate election map.svg

Veréis que en el mapa hay cinco colores distintos:

- En los Estados en gris no hay elecciones al Senado.

- En los Estados en rojo hay un Senador republicano que se presenta a la reelección.

- En los Estados en azul hay un Senador demócrata que se presenta a la reelección.

- En los Estados en rosa el Senador republicano que ocupaba hasta ahora el asiento se ha retirado o ha sido derrotado en las primarias, creando lo que se llama un "open seat".

- En los Estados en azul claro el Senador demócrata que ocupaba hasta ahora el asiento se ha retirado.

No hay más que ver el mapa para comprobar que el mismo presenta un escenario muy complicado para los republicanos, que tienen que defender 24 de los escaños que se renuevan este año, mientras que los demócratas sólo tienen que defender 10.

Por si ello fuera poco, los republicanos tienen que defender no menos de siete escaños en Estados ganados por Obama en 2012, más otros dos en Carolina del Norte e Indiana, Estados ganados por Obama en 2008, mientras que todos los escaños defendidos por demócratas están en Estados ganados por Obama en 2008 y 2012.

Esto es fruto esencialmente de las primeras elecciones de medio mandato de Obama, en 2010, que fueron bastante bien para los republicanos (ganaron seis escaños), pero les dejaron, lógicamente por otra parte, expuestos ante los comicios de este año:

El panorama a día de hoy es bastante competitivo, aunque parece que los demócratas tienen más posibilidades de recuperar el Senado, como se puede ver en el siguiente mapa:

Generated Map

1) Los Estados en azul oscuro son aquellos en los que el Partido Republicano mantendrá el escaño, bien porque el Senador republicano será reelegido, bien porque será sustituido por un colega de su mismo partido. Esto tiene especial mérito en casos como el de Chuck Grassley, Rob Portman y Marco Rubio, senadores de Iowa, Ohio, y Florida, respectivamente, Estados que ganó Obama y que van a ser reelegidos con comodidad (aunque no es casualidad que sean los dos primeros sean los Estados en los que hay mayores posibilidades de que Trump gane de entre los Estados tradicionalmente demócratas).

2) Los Estados en rojo oscuro son aquellos en los que el Partido Demócrata mantendrá el escaño, por los mismos motivos que en el caso anterior.

3) Los Estados en fucsia son aquellos en los que hasta ahora había un Senador republicano, y las encuestas indican, con un grado muy elevado de certidumbre, que será sustituido por un Senador demócrata: en primer lugar, Illinois, donde Mark Kirk, el Senador republicano, siempre iba a tener problemas para mantener su escaño en un Estado que votó a Obama con casi el 58% de los votos hace cuatro años, pero cuyos problemas se han visto agravados por su evidente declive físico e intelectual (tuvo un accidente cardiovascular en enero de 2012 cuyas secuelas son más que visibles todavía a día de hoy) y por su rival, la congresista Tammy Duckworth, de ascendencia mixta americano-tailandesa, veterana de guerra que perdió las dos piernas en la guerra de Irak. 

En segundo lugar, Wisconsin, donde Russ Feingold, que ya fue Senador por el Estado entre 1992 y 2010, y que fue arrollado en la ola republicana de ese último año (entre otras cosas por no aceptar dinero de fondos externos al candidato) busca ahora el desquite frente a su verdugo por aquel entonces, Ron Johnson, un millonario excesivamente conservador para el Estado que no ha querido o no ha sabido adoptar posiciones moderadas en los últimos seis años y que ahora pagará ese error estratégico con la derrota.

3) Eso nos deja seis escaños en los que las encuestas están lo suficientemente cercanas para que a día de hoy no sepamos con plena certeza quien ganará (y quien controlará el Senado). Si todos los escaños fueran ganados por los republicanos, estos tendrían una mayoría de 53 escaños. Si los demócratas consiguieran ganar los 6, pasarían a dominar el Senado por 53 escaños.

De estos 6 escaños, 5 están en manos republicanas y 1 en manos demócratas. Empezando por los escaños republicanos, y de mayor a menores posibilidades de éxito para los demócratas:

- Pennsylvania: se trata de un Estado que no vota republicano en las presidenciales desde 1992, cosa que ya de antemano le pone las cosas difíciles a cualquier candidato republicano. El Senador conservador, Pat Toomey, ha intentado separarse algo de su Partido en materia de legislación de control de armas, pero no parece que le vaya a bastar frente a su rival, Katie McGinty, exjefa de Gabinete del gobernador demócrata. Las encuestas muestran un pequeño pero persistente sesgo a favor de ésta, y todo parece indicar que Toomey perderá su escaño.

- New Hampshire: Kelly Ayotte, la Senadora republicana, ha cultivado una imagen moderada e independiente en un Estado que suele apreciar políticos de ese perfil, pero su rival es nada menos que la Gobernadora del Estado, Maggie Hassan. Las encuestas indican una pelea muy reñida hasta el final, pero el hecho de que Trump vaya a perder el Estado con bastante claridad probablemente acabe arrastrando a Ayotte a la derrota.

- Carolina del Norte: Richard Burr consiguió en 2010 ser reelegido, quebrando una racha de senadores de un solo mandato que venía arrastrándose desde 1974. Pero Burr es un Senador poco conocido y no especialmente apreciado. La única ventaja con la que cuenta es que su rival, Deborah Ross es una Senadora estatal todavía más desconocida que él. Sin embargo, y una vez más, el hecho de que Hillary Clinton vaya a ganar el Estado probablemente constituya un albatros excesivamente grande sobre la cabeza de Burr, otro de los Senadores a los que Trump arrastrará a la derrota. Por otra parte, bromitas como ésta ciertamente no le ayudarán ante los votantes moderados.

- Indiana: éste es un caso muy particular: en 2010, el Senador demócrata, Evan Bayh, se retiró afirmando que estaba asqueado de Washington. El exSenador republicano al que Bayh había sustituido en 1998, Dan Coats, se presentó entonces a las elecciones, y ganó con comodidad aprovechando la ola a favor de los republicanos. Coats, sin embargo, se ha vuelto a aburrir del Senado y se ha retirado. Bayh parece haber olvidado su asco y se ha presentado a la reelección por su antiguo escaño (entre otras cosas, porque en 2010 creía que iba a perder y en 2016 cree que va a ganar). Su rival, Todd Young, es un congresista republicano conservador, pero eso no es necesariamente malo en Indiana, un Estado muy conservador que sólo ha votado demócrata una vez desde 1964 (en 2008, a Obama). La campaña ha sido un via crucis para Bayh, cuyos contactos con lobbystas han sido aireados una y otra vez. Bayh, que además de Senador ha sido gobernador del Estado (y cuyo padre ya fue Senador de Indiana en los sesenta y setenta) probablemente ganará gracias a que su apellido tiene mucho peso en el Estado, pero no se puede descartar que finalmente pierda (en las últimas encuestas está perdiendo terreno, y aquí además Hillary Clinton no le va a ser de ninguna ayuda).

- Missouri: si los demócratas ganan aquí, será una rara demostración de que la calidad de los candidatos todavía importa: Roy Blunt, el Senador republicano, afrontaba un ciclo electoral relativamente cómodo, y aunque Trump no le ayuda, tampoco le resta votos en Missouri, un Estado que se ha ido moviendo a la derecha de manera bastante clara en las últimas décadas. Pero los demócratas han encontrado un candidato excelente, Jason Kander, militar (otra vez) que ha protagonizado el que ha sido unánimemente reconocido como el mejor spot electoral de toda la campaña (hay que verlo y entender el contexto: Missouri, un Estado claramente pro-armas). Pese a todo, lo más probable es que Kander sea derrotado, dado el sesgo republicano del Estado, pero no es nada seguro, y podría dar la gran sorpresa de la noche.

En cuanto a los escaños demócratas, sólo hay uno en disputa:

- Nevada: un Estado que ha girado claramente hacia los demócratas desde 2004, hasta ahora el escaño estaba ocupado nada menos que por el líder demócrata, Harry Reid, un hueso extremadamente duro de roer experto en ganar elecciones perdidas (lo hizo en 1998 y 2010). Reid sufrió un gravísimo accidente a principios de 2015 (perdió la visión en un ojo) que probablemente le convenció de manera definitiva para retirarse, una idea que llevaba rondándole la cabeza algunos años. Ungió como candidata a Catherine Cortez Masto, ex fiscal general de Nevada, e hispana, el grupo que más está creciendo en el Estado. Los republicanos, por su parte, eligieron a Joe Heck, un buen congresista que en otro año hubiera ganado con comodidad y al que las encuestas dan todavía como muy competitivo. Sin embargo, las encuestas en Nevada suelen errar a favor de los republicanos, por lo que lo más probable es que Cortez Masto gane, aupada por el voto latino y superando al voto blanco pobre, que en Nevada también es muy importante.

En resumen: con las encuestas en la mano, lo lógico es que los demócratas mantengan Nevada y los republicanos pierdan Illinois, Wisconsin y Pennsylvania. New Hampshire, Carolina del Norte e Indiana probablemente acaben también cayendo del lado demócrata, por los motivos anteriormente expuestos.

Eso acabaría generando un Senado en manos de los demócratas, por 52 a 48, lo que permitirá a la más que probable Presidenta Hillary Clinton efectuar los nombramientos gubernamentales y judiciales necesarios para mantener el Gobierno en funcionamiento (incluyendo, en particular, el Tribunal Supremo, que a día de hoy llevaba 230 días con una vacante sin cubrir, el periodo más largo de la historia, aunque el drama del Supremo es tal que merecerá una entrada separada).

El mapa del Senado acabará teniendo seguramente este aspecto (en fucsia, los Estados que los demócratas les ganarán a los republicanos):

Generated Map

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