martes, 6 de noviembre de 2018

Elecciones de medio mandato en Estados Unidos: Trump no es invulnerable

Estamos a pocas horas de que cierren los primeros colegios electorales en Estados Unidos para las denominadas "elecciones de medio mandato" (las elecciones que se celebran a mitad del mandato de cada presidente).

Aunque de hecho hay muchísimas elecciones (miles de escaños en las cámaras estatales, sin ir más lejos), la atención general está focalizada en tres puntos:

- Los 435 escaños del Congreso ("House of Representatives"), que se renuevan íntegramente cada dos años. Las posiciones de partida respecto a dos años atrás son 241 republicanos y 194 demócratas.

- 35 de los 100 escaños del Senado (el Senado se renueva por tercios cada dos años. Este año tocaría renovar 33 escaños, más otros dos derivados de fallecimientos y dimisiones. Las posiciones de partida son 51 republicanos y 49 demócratas, pero los escaños que se renuevan son 26 demócratas y 9 republicanos.

- 36 gobernadurías, que se renuevan en general cada cuatro años (excepto New Hampshire y Vermont, que se renuevan cada dos). En este caso, hay 26 gobernadores republicanos, 9 demócratas y 1 independiente (alineado con los demócratas).

Antes de efectuar predicciones, analizamos la situación norteamericana de la manera más objetiva posible:

- La economía continúa funcionando admirablemente, al menos en términos "macro". El desempleo está en sus niveles más bajos desde 1969.

- Pese a ello, el presidente Trump es el más impopular de la historia en una primera elección de medio mandato. Con un 42% de aprobación, sus cifras son peores que las de Ronald Reagan en 1982, por ejemplo. El hecho de que pese a la excelente evolución de la economía (en su octavo año consecutivo de mejora) el presidente sea tan impopular refleja que su estilo de gobierno (y su estilo en general) es poco apreciado por la mayoría de los americanos (recordemos que no llegó siquiera al 46% del voto popular, lo cual demuestra que ya era impopular de buen inicio).

En líneas generales, el partido del Presidente suele perder escaños en las elecciones de medio mandato (ha ocurrido en 22 de las últimas 25 elecciones de medio mandato, sin ir más lejos), incluso cuando la economía va bien. Por lo tanto, lo que muy posiblemente ocurra esta noche no será particularmente sorprendente.

Dicho esto, y yendo a las predicciones (basadas en un cotejo de las predicciones de los analistas y las encuestas):

- Los demócratas ganarán aproximadamente entre 35-40 escaños en el Congreso, arrebatándoles la mayoría a los republicanos (el nuevo Congreso tendrá entre 230-235 escaños demócratas y 195-200 republicanos).

- Los republicanos mantendrán por los pelos el Senado con 50-52 escaños (en caso de empate, el Vicepresidente republicano desempata) y los demócratas tendrán 48-50 escaños, perdiendo uno o ganando uno. Esto, que podría parecer un mal resultado para los demócratas, no lo es si tenemos en cuenta que defienden 26 de los 35 escaños en juego, y lo que es más chocante, 10 escaños en territorio ganado por Trump en 2016 (5 en Estados que Trump ganó con entre 19 y 40 puntos de margen). A la inversa, sólo hay un Senador republicano (el de Nevada) que represente un escaño en el que ganara Hillary Clinton en 2016.

- Por último, los republicanos perderán entre 10 y 12 de sus 26 gobernadurías, un resultado malo, pero lógico, dada la creciente nacionalización de las elecciones estatales.






miércoles, 24 de enero de 2018

Los resultados del 21-D: la participación (I)

Una vez computados los resultados del voto exterior, tenemos desde hace algunos días publicados oficialmente los resultados definitivos del 27-S.

Al igual que sucedió en las elecciones de 2015, el porcentaje de participación global ha disminuido finalmente, pasando del 81,95% en la noche electoral, cuando se computaron sólo los votantes que viven en Cataluña (votantes presenciales y por correo) a un 79,09% una vez incluido el voto exterior.

Y ello porque pese a que el porcentaje de participación del voto exterior aumentó entre cuatro y cinco votos, continúa siendo paupérrimo (entre el 11 y el 14%, dependiendo de la provincia), gracias a una reforma legislativa desastrosa votada en el 2011 por la inmensa mayoría de los partidos políticos, que ha hecho muchísimo más difícil votar a nuestros residentes en el extranjero.


Resultado de imagen de mapa de cataluña


En cualquier caso las elecciones de 2017, por tercera vez consecutiva, han sido con gran diferencia los comicios en los que hubo un mayor número de votantes en unas autonómicas catalanas: hemos pasado del 67,76% en 2012 –que ya fue un récord- al 74,95% en 2015 –otro récord- hasta el 79,09% actual.

En suma, la participación subió 4,14 puntos, lo que sin duda es digno de encomio, pero que al menos al que suscribe le resulta un tanto decepcionante, a la vista de las circunstancias excepcionales en las que se desarrollaron estos comicios. La participación ni siquiera alcanzó su máximo histórico total, que sigue correspondiendo a las generales de 1982 (en las que se llegó al 80,8% en Cataluña).

Por provincias, el índice de participación y el incremento fueron los siguientes:

Barcelona: 79,32% (+ 4,29)
Girona: 79,16% (+ 3,22)
Lleida: 77,11% (+ 3,48)
Tarragona: 78,41 (+ 4,22)

Dentro de las provincias, por supuesto, existe una gran variación en los índices de participación.

En Barcelona, la participación osciló entre el 95,98% de Tavèrnoles y el 74,48% de Sant Adrià del Besós. De manera interesante, 296 municipios votaron por encima de la media, y tan solo 16 –tratando a los Residentes Ausentes como si de un municipio más se tratara- lo hicieron por debajo.

Esto, por supuesto, indica que algunos de los municipios que menos votaron –relativamente- fueron de los más poblados: en concreto, Hospitalet y Santa Coloma de Gramenet (tercero y octavo, respectivamente, municipios por población de Cataluña) votaron por debajo de la media de la provincia.

Y otro aspecto que se perpetúa respecto de elecciones anteriores es que los feudos más unionistas tienden –sólo tienden- a votar algo menos que los más independentistas.

Dicho esto, lo cierto es que si analizamos el incremento de participación podemos ver que su distribución fue un tanto desigual. Las localidades más pobladas en las que el independentismo no es mayoritario tendieron a registrar incrementos por encima de la media de la provincia (Hospitalet, Mataró, Santa Coloma, Cornellá, Sant Boi, Rubí, Viladecans aumentaron todas su participación en algo más de cinco puntos), mientras que en las localidades independentistas más pobladas el incremento tendió a ser menor –bien es cierto que ya estaba en unas cuotas muy altas-. Así, Sant Cugat, Igualada, Manresa, o Vic aumentaron su participación en tres o incluso dos puntos.

En cualquier caso, si analizamos los incrementos más importantes, veremos que en líneas generales tendieron a afectar a núcleos de población relevantes (en El Prat de Llobregat la participación subió siete puntos, en Badia del Vallés o Sant Andreu de la Barca más de seis, etc.), pero que los índices más altos en sí mismos (del 90% o más) continuaron correspondiéndoles a pueblos pequeños.

En Girona, la participación osciló entre el 95% de Vilaür y el 70,82% de Sant Climent Sescebes.

De manera todavía más acusada que en Barcelona, los municipios que votaron por debajo de la media en la provincia también son los municipios menos independentistas –respecto de la provincia, como Figueres o Salt, o incluso respecto del resto de Cataluña, como Blanes o Lloret de Mar-. Y a la inversa, los municipios más independentistas como Girona, Olot o Banyoles, tienden a una participación más elevada. Y no digamos ya los pueblos pequeños, en los que la participación, una vez más, superó el 90% en decenas de casos.

Al mismo tiempo, y al igual que en Barcelona, las localidades más pobladas en las que el independentismo no es mayoritario o no es tan fuerte como en el resto de la provincia tendieron a registrar incrementos por encima de la media de la provincia (Blanes, Figueres, Sant Feliu de Guíxols, aumentaron todas su participación en algo más de cuatro puntos), mientras que en las localidades independentistas más pobladas el incremento fue menor. Así, Olot y Banyoles aumentaron su participación en dos puntos.

En Lleida, la participación osciló entre el 93,62% de Ivorra y el 64,37% de Les Valls de Valira (como se puede ver, los porcentajes de participación son algo más bajos que en el resto de Cataluña, tanto por arriba como por abajo).

Los municipios que votaron por debajo de la media en la provincia también son los municipios menos independentistas –respecto de la provincia, como la Seu d’ Urgell o Almacelles o incluso respecto del resto de Cataluña, como la mayoría de los del Valle de Arán-. Y a la inversa, los municipios más independentistas tienden a una participación más elevada.

Y al contrario que en Barcelona o Girona, el incremento de participación en Lleida no parece haberse concentrado en las localidades menos independentistas. Así, municipios muy independentistas como Cervera o Bellpuig han disfrutado de incrementos muy relevantes de participación, superiores a la media de su provincia, de seis o cinco puntos.

Por último, en Tarragona, la participación osciló entre el 96,1% de Vallfogona de Ruicorb y el 72,59% de El Montmell.

En esta provincia, al igual que en Barcelona, algunos de los municipios que menos votaron –relativamente- fueron de los más poblados: El Vendrell, Tortosa, Calafell, o Salou votaron por debajo de la media de la provincia.

Y otro aspecto que se perpetúa respecto de elecciones anteriores es que los feudos más unionistas tienden –sólo tienden- a votar algo menos que los más independentistas. Y un detalle propio de la provincia: lo mismo ocurre con la mayoría de los municipios cercanos al Delta del Ebro.

Al mismo tiempo, precisamente es en estos dos grupos de poblaciones –las más unionistas y las del Delta del Ebro- donde la participación ha subido por encima de la media. Así, en Cambrils, Vila-Seca, El Vendrell o Calafell la participación ha subido cinco puntos largos, pero eso se ha visto compensado por subidas incluso superiores en Amposta, Sant Carles de la Ràpita, Deltebre, etc.